martes, 3 de septiembre de 2013

Dudas existenciales


 Dice Murakami en su novela Crónica del pájaro que da cuerda al mundo que los principios y las teorías son para aquellos que no saben mirar el mundo con los ojos abiertos. Debe ser por ello que cuando su protagonista se abre a una nueva perspectiva todo cuanto le acontece le parece absurdo, incapaz de ser comprendido por medio de la razón. En esa línea de escepticismo cortaziano que me persigue, muchas reflexiones se sueceden. ¿Qué significa comprender realmente? ¿Hasta donde el intelecto y la razón nos alejan de mirar el mundo con los ojos abiertos? ¿Nuestros esquemas de la realidad nos condicionan tanto como para que lo que percibimos se acondicione a esquemas predeterminados por nuestros principios y nos impidan ver más allá? Algunos dirán que toda información es subjetiva y es cierto, sin sujeto no hay comprensión, debe ser como subirse a una montaña para tener una perspectiva de la ciudad entera, si no te subes a la montaña apenas verás nada, pero si solo miras desde ese lugar tu visión es sesgada e incompleta.

En un mundo incomprensible como el que describe Murakami, uno debe moverse en él atendiendo a nuevas reglas, aprendiéndolas en cada momento, adaptándonos continuamente a los hechos. ¿Y si hubiéramos perdido esa capacidad al considerar como certidumbre aquello que no es más que una ilusión, una percepción subjetiva e incompleta, o incluso distorsionada y confusa? ¿Y si nos estamos empeñando en vivir tal y como hemos aprendido pero nos hemos olvidado de aprender cada día a interpretar las señales de la vida? ¿Y si nos han engañado al convencernos de que este lugar desde el que miramos la realidad es el que tiene una vista más amplia?

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