viernes, 7 de octubre de 2011

Instrucciones para John Howell


La primera vez que leí el relato de Julio Cortázar, Instrucciones para John Howell, pensé que no lo había entendido. Lo volví a leer una y otra vez compulsivamente durante varias semanas. Algunas escenas no parecían lógicas y trataba continuamente de encontrar la coherencia que diera sentido a esas partes de la trama. Por algún motivo aquella historia me cautivaba y durante años, cada cierto tiempo, volvía a releerla con fruición.

Leí durante ese tiempo otros relatos del autor, sumergiéndome en ese universo de Cortázar que es tan particular, mi obsesión conectó en cierta forma con su manera también obsesiva de escribir. Rayuela mostraba una historia que era a la vez muchas historias aunque fuesen fundamentalmente dos, aunque en el fondo no fuese más que una sola historia. Horacio y su lucha por encontrar un orden lógico que lo explique todo ("la unidad") contrasta con la naturalidad de La Maga que entiende sin pretenderlo, sin pensarlo sin ni siquiera ser "consciente" de ello. Sólo Horacio es consciente de su lucidez, por eso llega a decir "déjame ver algún día como ven tus ojos". Creo ahora que nunca llegué a entender Instrucciones para John Howell tan bien como lo hice la primera vez, en la que mis ojos leían sin expectativas ni prejuicios, la desazón por no encontrar un hilo conductor lineal me alejaron de la verdadera comprensión al volver a leer el relato buscando atar todos los cabos sueltos. Pero los cabos sueltos estaban sueltos a propósito. No eran sino trampas para hacernos caer, pero trampas que a la vez eran pistas. Si no tropezamos habitualmente es por ese orden lógico con el que filtramos la realidad y que sólo es una ilusión creada por nuestras mentes. Cortázar nos invita a tropezar constantemente mirando la realidad de forma directa, sin el filtro que suponen todos los conocimientos que creemos tener, todas las certezas que pensamos necesarias. Tropezar en la tierra, más que en las nubes, ese es el verdadero reto.

4 comentarios:

  1. Lee esto que encontré justo después de leer tu entrada...
    http://www.lamaquinadeltiempo.com/cortazar/howell1.htm

    Me encantó, y tan de acuerdo. Hay que militar por el caos, por las realidades que no llevan lógicas ni principios impuestos. Por eso adoro a Cortázar... porque esa magia solo la encuentro en los sueños y en sus relatos.

    "Lo absurdo es creer que podemos aprehender la totalidad de lo que nos constituye en este momento, o en cualquier momento, e intuirlo como algo coherente, algo aceptable si querés. Cada vez que entramos en una crisis es el absurdo total, comprendé que la dialéctica sólo puede ordenar los armarios en los momentos de calma. Sabés muy bien que en el punto culminante de una crisis procedemos siempre por impulso, al revés de lo previsible, haciendo la barbaridad más inesperada. Y en ese momento precisamente se podía decir que había como una saturación de realidad, ¿no te parece? La realidad se precipita, se muestra con toda su fuerza, y justamente entonces nuestra única manera de enfrentarla consiste en renunciar a la dialéctica, es la hora en que le pegamos un tiro a un tipo, que saltamos por la borda, que nos tomamos un tubo de gardenal como Guy, que le soltamos la cadena al perro, piedra libre para cualquier cosa. La razón sólo nos sirve para disecar la realidad en calma, o analizar sus futuras tormentas, nunca para resolver una crisis instantánea."

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  2. Encontré un interesante artículo en la red de Santiago-Juan Navarro:

    http://www.sjuannavarro.com/files/cortazarjohnhowell.pdf

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  3. Revisa esto: http://www.lamaquinadeltiempo.com/cortazar/howell1.htm ...según Cortazar un hombre de nombre john howell le escribió una carta a proposito de este cuento!

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